Viernes, 19 de Abril del 2024
Cúpula

El pasado primero de julio López Obrador obtuvo una victoria histórica con una votación abrumadora. Tan sólo las cifras de la elección y la nueva conformación de las cámaras alta y baja nos hablan de un acontecimiento sin antecedentes para un partido de oposición. Pero los altos índices de popularidad de Andrés Manuel no siempre fueron los mismos. Y para esto baste recordar el periodo de la toma de Paseo de la Reforma en los días que siguieron a la elección de 2006.

Desde siempre las reacciones poselectorales han sido la ‘sal y la pimienta’ de estos procesos. La historia de México consigna al pintoresco personaje Nicolás Zúñiga y Miranda quien en cinco ocasiones contendió contra José de la Cruz Porfirio Díaz Mori y en todas se declaró vencedor. Desde entonces y hasta la fecha los sainetes poselectorales son la sazón de toda jornada.

La dimensión de esta jornada va más allá de un mero proceso electoral. Durante los últimos 30 años México fue gobernado por las premisas y las tesis del neoliberalismo. Esto tuvo sus inicios en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, continuó con Ernesto Zedillo; cambió de color con las fallidas administraciones panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón. Pero regresó en una versión salvaje y descarnada del priismo con Peña Nieto: el sueño húmedo del mismo Salinas.

Estamos en la era de las redes sociales. Menospreciadas por algunos, magnificadas por otros, estas nuevas herramientas de comunicación e interacción son un fiel termómetro para estudiar las sociedades de nuestro tiempo. Debe subrayarse que en México las redes sociales son un privilegio al que no tienen acceso los sectores más desprotegidos y marginados. Pero aun así nos presentan una perspectiva que es elocuente del sentimiento y ánimo social.

Hace unas semanas en esta Cúpula apuntamos que la clase empresarial mexicana había mostrado un profundo temor, un miedo atípico al proceso de transición presidencial. Sobre el tema de la inseguridad que azota a todo el país, pero que lesiona de manera especial a algunas entidades el Consejo Coordinador Empresarial y la Coparmex pidieron al presidente de la República una respuesta inmediata, pero ésta nunca llegó.

Desde el surgimiento de su esencia como nación, el pueblo mexicano tiene una propensión al pensamiento maniqueista. El mexicano vive entre dos planos antagónicos e irreconciliables: el bueno y el malo; el pobre y el rico; la dicha o la desgracia; la pureza o la degradación. Los grandes guionistas del cine mexicano lograron asimilar el pensamiento nacional y plasmaron en las cintas esa dualidad que vive el pueblo.

El sábado 2 de junio Puebla se conmocionó luego del doble homicidio de carácter político perpetrado en una carretera de la Sierra Norte. Sujetos, hasta el momento no identificados, privaron de la vida a Juana Iraís Maldonado Infante, candidata a diputada local, y a Erika Cázares, regidora en funciones. El hecho causó una ola de indignación, de aflicción y auténtica solidaridad con los deudos.

Las imágenes le dieron la vuelta al país e incluso se presentaron en medios internacionales. Fernando Purón Johnston, candidato a la diputación federal por un distrito de Piedras Negras, Coahuila, sale de un debate cuando es abordado por una ciudadana.

La resolución jurídica emitida por un Tribunal Federal Colegiado fue un martillazo en medio de las campañas electorales. Pero curiosamente ninguno de los candidatos ha profundizado en este hecho que revela la extrema debilidad del régimen peñista.

El municipio de San Gabriel Chilac se ubica en el sureste del estado de Puebla y es parte de la región oriente de la Mixteca. En esa comunidad se han encontrado basamentos que indican la existencia de una cultura prehispánica.

Se le llama la nada, el vacío. Es la ausencia de toda acción o presencia. Es simplemente la inexistencia de los entes. En política no existen los vacíos; en cuanto un espacio o lugar queda desocupado de inmediato otro agente lo sustituye.

Mientras todos los reflectores, cámaras y micrófonos se dirigen hacia la atropellada, agitada contienda por la gubernatura, en la que el morenovallismo está causando estragos a la candidatura de Miguel Barbosa, hay una batalla electoral sobre la que poco se habla y menos se escribe.

Jueves, 24 Mayo 2018 10:22

¿Y dónde están los barbosistas?

En horas recientes el irreverente y sarcástico programa ‘Juego de Troles’ destacó la ausencia de Miguel Barbosa Huerta en un video de candidatos de Morena. El anuncio presenta a los ex marinistas Nancy de la Sierra y Alejandro Armenta, al ex morenovallista Fernando Manzanilla, a José Juan Espinosa, entre otros. En ese mensaje en realidad es notoria y desconcertante la ausencia de Barbosa.

El escenario es semejante al de 2006. Ese año todas las encuestas y sondeos reflejaban la supremacía de Andrés Manuel. El panista Felipe Calderón se colocaba en segunda posición pero a 15 puntos de distancia. En tercer lugar, muy relegado, estaba el priista Roberto Madrazo Pintado. En las semanas previas a la contienda del 2006 el triunfo de AMLO parecía inminente. Tal como sucede en estos días.   

Queda claro que en esa familia no hay oficio, ni sensibilidad política. Si en el año 2006 Felipe Calderón llegó a la silla presidencial fue porque la maestra Elba Esther Gordillo operó una serie de acuerdos con los gobernadores priistas. Ese fue el factor determinante y toral en la unción del panista,  de otra manera su ascenso hubiera sido imposible.

La campaña ya comenzó. Se acabaron los eufemismos, las alusiones, las indirectas. Ya estamos presenciando el primer round de esta pelea y es claro que Miguel Barbosa Huerta es severamente vapuleado. Investigaciones periodísticas de distintos niveles aseguran que el patrimonio del candidato de Juntos haremos Historia va mucho más allá de lo declarado.